
Hoy, hay de cenar huevos rellenos de atún con tomate (o por lo menos ese era el intento...) No había una lata más pequeña en el supermercado, no... que la criatura así al peso y sin escurrir pesa 1800gr.
Después de más de 10 minutos intentando que un abrelatas eléctrico que mi hermana trajo de Estados Unidos como una novedad auténtica (no había visto el teletienda), cambiarle las pilas, hace pruebas y pruebas, él ha sido más listo, se ha negado a abrir cualquier tipo de de envase, ni el atún, ni los pimientos (que por cierto, tenían abrefácil) ni nada de nada....
Sólo en pensar que tendría que utilizar un abrelatas manual para abrir esa latita tan chiquitita me estaban dando sudores. Hago el primer intento y aquello no clava ni a la de tres, al segundo decido dejarlo por imposible, básicamente por no tener que pasar por el bochorno de ir a urgencias con un esguince en la muñeca por abrir una puñetera lata de atún.

Paso el relevo al pinche de cocina que tengo al lado, tras un graaaan esfuerzo, consigue clavar el abrelatas para empezar la operación y ejercitar sus muñecas. Cual es mi sorpresa cuando siento un dedo golpeando levemente mi hombro. Me giro y veo a mi hermana con el abrelatas en la mano, que como se puede observar en la foto esta... ¡¡roto!! y ella diciendo ya decía yo que estaba ahí, dale que te pego y esto no avanzaba.
Ahora no hay más abrelatas en mi casa, con lo cual no tenemos acceso al atún, por lo tanto nos hemos quedado sin relleno para los huevos, y en consecuencia sin cenar.
Voy a ver si la vecina de enfrente me presta un hacha.... y menos mal que el tomate viene en brick